•Narra (Tú):
“Otro día, otra moneda”. Río al
recordar esa bonita frase de Bob Esponja. ¿Qué? Tiene toda la razón, o al menos
para mí sí. Me gusta Bob Esponja. Sí, tengo 20 años y aún veo esas caricaturas.
Comienzo a cantar suavemente ‘More
tan words’ de Extreme. La letra de esa canción me gusta demasiado: linda
tonada, linda letra, lindas voces de los chicos. ¿Te gusta a ti esa canción?
¿No? Pues deberías escucharla. Habla sobre que no basta solo con decirle “Te
amo” a tu novio, sino que necesitas demostrárselo de otra manera. ¿Cómo? Solo
tú debes saberlo: debes hacer que sea especial. Bueno, eso es lo que yo
entiendo: no lo he hecho realmente. Aún no encuentro a mi chico especial. Y no,
no me desespera saber eso: ya llevo más de 6 años esperando y nada. Tal vez
algo bueno me llegará después.
“Mañana tienes clases de aikido”, me anoté en la
mente. Ohh, aikido: una de las mejores defensas que he practicado. Mmm, tal vez
el taekwondo es bueno, pero no como el aikido. Comencé a practicar aikido desde
los 16 años, después de haber dejado el taekwondo. Estuve ahí por año y medio.
Ahora llevo ya 4, casi 5 años en mi nueva defensa y me encanta. Las
instalaciones son buenas, el maestro enseña a la perfección, mis compañeros son
geniales. Me llevo bien con casi todos. Y
el tonto rogón de Ricardo… Bueno, esa es otra historia.
Termino de lavar el último traste de 1OO mil. Suspiro aliviada y me
recargo en el fregadero. “Otro día, otra
moneda”. Sonrío y me seco las manos con mi mandil blanco. Ya todos
estábamos por salir del trabajo. Me cambio la ropa rápidamente y tomo todas mis
cosas. Al salir me encuentro con el idiota de Santiago: mi amigo desde que
llegué a Nueva York. Alto, buen porte, morenazo, ojos cafés, guapo. Lo que una
chica podría desear, pero yo no. Para mí, él está feo, aunque otra no opinen lo
mismo que yo.
Santiago— ¿Lista, bitch? —me
preguntó divertido.
(Tú)—
Yo siempre, baboso —sonreí.
Soltamos unas risotadas. Así era nuestra dulce y bella amistad. ¿Te
gusta, verdad? Por dentro sé que mueres por tener una amistad así. Bueno, o tal
vez tienes una así, o varias así. ¿Genial, no? Además de llevarnos bien y de
decirnos bellas palabras, nos contamos nuestras cosas siempre: lo que nos
aflige, lo que nos preocupa, e incluso lo que nos pone de buenas. Él sabía mis
secretos y yo los suyos. Una amistad como
cualquier otra…
Caminamos por las bastantes transitadas calles de Nueva York: los mismos
autos, el mismo tráfico, la misma gente, la mista rutina. Platicamos Santiago
de lo que ha acontecido en el mundo: los recientes meteoros caídos en Rusia, la
economía caída de Grecia y demás países europeos, etcétera. ¿Qué? Es
interesante a veces ver noticias. ¡Ja!
Santiago— ¿A qué hora entras mañana a aikido? —me preguntó curioso.
(Tú)—
Mmm, a las 4 de la tarde —respondí.
Santiago— Bueno, iré a verte sacando el fua —soltó una risita.
(Tú)—
¿El fua? ¿Pero qué carajos es eso,
Santiago? –le pregunté entre risas.
Santiago— No sé, pero lo escucho siempre en el taekwondo —sonrió.
Niego
con la cabeza.
Seguimos caminando hasta los barrios algo alejados de la ciudad. No, no
son de esos donde abundan mucho los maleantes. Es tranquilo el lugar. Santiago
siempre iba a dejarme hasta mi cada por “precaución”. Me gusta el lugar donde
vivo: tranquilo, acogedor, lindo. Desde hace ya casi 4 años que me independicé
de mi familia: fue un poco duro, pero aprendimos a vivir con ello. Mi abuela y
mis tíos me llaman tres veces por semanas para saber cómo anda todo por acá.
Les da alegría saber que me va bien y que aún sigo un poco obsesionada con los
tipos de defensa.
Miro
la hora en mi reloj digital. 7:31 pm. Buena hora para llegar a casa.
(Tú)—
Deberías dejarme ya aquí —sugerí—, puedo irme sola.
Santiago— Para nada, mocosa —dijo—. Te dejaré hasta la puerta de tu
casa.
Ya no
dije nada. Santiago era como un segundo padre. Como en el no pude llegar a tener. Continuamos caminado por la
calle principal hasta que vi a cuatro tipos acercarse sospechosamente a un
hombre: no se veía muy bien la situación. ¿Estaba perdido? No lo creo.
Seguramente estaba merodeando por aquí hasta que se topó con esos.
Agudizo la vista. No, esperen… Está borracho.
Joder, eso suele pasar siempre. Y lo
peor es que se ve gente de buena clase. ¿Debo
ayudarlo?
Tú—
Santiago, mira —le dije, señalando con la mirada a los cuatro tipos.
Santiago— ¿Qué? Solo son cuatro tipos caminando y ya —dijo extrañado.
Frunzo
el ceño.
(Tú)—
No, baboso: van a hacerle algo al que tienen enfrente —dije con cierta
preocupación.
Santiago— Ay, (Tú): no seas tan dramática. Solo están caminando —dijo.
(Tú)—
¿No lo ves o qué? Van a hacerle algo: además el otro se ve de buen dinero
—murmuré.
Santiago— (Tú), por favor. Deja de im…
Y
antes de que pudiera completar su frase me encaminé hacia donde estaban ellos.
No sé, sentí miedo por lo que le pudieran hacer. ¿Quién no habría hecho eso?
Santiago me sigue, murmurando quién sabe cuánta cosa. Camino rápido
antes de que los cuatro tipos toquen o lo que sea al otro. Cuando llego sonrío
falsamente y me acerco a él.
Wow…
¿Me están jodiendo? Ese hombre se ve hermoso, pero… ¿Está tomado?
Tú—
¡Ay, amigo! —exclamé fingiendo emoción. Joder, lo salvé de una muerte
instantánea— Ya te habías perdido, ¿verdad? —lo miré sonriente— Menos mal que
ya has llegado.
Él me
mira ceñudo, y los otros también.
(Tú)—
No seas tonto y ven, es por acá mi casa —sonreí—. Adiós, chicos.
Jalo
al precioso chico de larga melena rubia como león y él me sigue. ¿Vieron eso?
¿Lo vieron? Mierda. Por un momento pensé que el chico rubio pondría
resistencia. ¡Wow! Esto estuvo cerca, demasiado cerca. El chico rubio comienza
a balbucear muchas palabras, muchas que no logré comprender: estaba totalmente
desorbitado. Y siempre mencionada “Frances”.
Sentí que Santiago me seguía, maldiciendo una y
otra vez. Por algún momento no dejé de mirar al chico: estaba muy guapo. Traía
una camisa blanca, unos pantalones cafés con tirantes sobre su camisa y unos
zapatos cafés súper limpios: todo un
hombre de clase.
Como
puedo hago que entre el chico rubio a mi casa, Santiago me ayuda; entramos los
tres, cierro la puerta y el otro deja al chico en mi sillón color marrón. Mi
casa no era lo mejor del mundo pero sobrevivía con ello. Era de tamaño mediano,
color blanco y acogedora. Apenas estaba llenándola con pequeños muebles.
(Tú)—
Se ve terrible este tipo: está hasta las chanclas —dije asombrada.
Santiago—Aún
no entiendo el por qué de tu acto comunitario: lo hubiera dejado ahí solo —dijo
él.
Lo
miro ceñuda.
(Tú)—
Me sorprendes que digas eso: ¿qué tal si en vez de ese hubiera sido yo?
—pregunté indignada.
Santiago— Bueno, pero este caso es diferente.
(Tú)—
Sonso —bufé.
Comencé a preguntarle cosas al chico; él apenas y podía pronunciar unas
cuantas palabras. Estaba súper perdido. Y
siempre mencionaba “Frances”.
Santiago quiso quedarse conmigo, pero le sugerí que se fuera: yo
cuidaría al precioso rubio. Se fue a los 2O minutos.
(Tú)—
Fuerza de voluntad, señor. Este hombre está bien guapo —murmuré. ¿Qué edad
tendría este hombre? ¿25? ¿30?—: lástima que solo será hoy —suspiré.
Lo
dejé bien acostado en mi sofá y comienzo a hacerme de cenar y demás. En ningún
momento dejé de perderle la vista: siempre estaba atenta a sus movimientos. Tan guapo durmiendo. Todavía miré la
televisión un rato, fui a cepillarme los dientes, me cambié la ropa y lo
arropé. Cerré todo perfectamente en mi casa. Ya debía ir a dormir, pero seguí
mirando al rubio por unos minutos más.
(Tú)–
¿Cómo te llamaras? —dije— Mínimo deberías decirme tu nombre —lo pensé—: que
sonsa eres (Tú), él está borracho —niego con la cabeza para mí misma.
Ya no tenía más que hacer, solo esperar hasta
mañana para ver lo que hacía este tipo. Me fui caminando hasta mi cuarto con
pesadez, no sin antes leer un buen tanto de mi libro ‘Desnuda – El Affaire Blackstone I’’ de Raine Miller. Excelente
libro.
hola soy nueva lectora me gusta tu fic esta muy interesante
ResponderEliminarespero que subas la proxima ya quiero saber
amiga si que dejas con la intriga ^^
bueno ya te sigo y antes tengo una fic es
http://matzuylizbethkaulitz.blogspot.com/
se titula Dejame estar junto a tii en realidad necesito apoyo
en fin me despido cuidate mucho bye besos
Espero el siguiente capitulo, esta super interesante
ResponderEliminarsigue mi fic!
http://entrecolmillosyhechizos.blogspot.com/